Píramo y Tisbe.
Un joven llamado Píramo y una doncella llamada Tisbe, vivían en casas vecinas de la ciudad de Babilonia. Se amaban pero sus padres no les autorizaban a contraer matrimonio, tras pasar muchas noches susurrándose sus declaraciones de amor, através de una rendija de la cerca del jardín decidieron huir juntos. Acordaron que se encontrarían una noche junto a la tumba de Nino, al pie de una morera repleta de frutos blancos.
La primera en llegar fue Tisbe pero, al escuchar el rugido de una leona, corrió aterrada a ocultarse en el bosque, en la huida perdió el velo, que la leona desgarró con sus fauces ensangrentadas y eso fue lo que vio Píramo al llegar unos minutos más tarde.
Convencido de que Tisbe había sido devorada por la leona, se culpó por ello, con gran dolor, sacó su puñal y se lo clavó en el costado, cuando Tisbe regresó, descubrió el cuerpo de su amado, al oír la voz de Tisbe, el muchacho abrió los ojos apenas un instante y falleció.
Sumida en la desesperación, ella se dio muerte con el mismo puñal, la sangre de los jóvenes impregnó el suelo e hizo cambiar el color de las moras: se volvieron púrpuras, como lo son hoy.
