Juan era un chico al que le gustaba mucho la naturaleza y cada año esperaba con entusiasmo la llegada de las vacaciones, para poder ir a visitar a sus abuelos que vivían cerca de la montaña. Aquel verano cuando Juan se encontró con sus abuelos se sintió feliz en medio de aquel paisaje, llenando sus pulmones de aire puro libre del smog de las grandes ciudades, montando a caballo, caminando por las montañas, jugando con los perros del abuelo dos yorkshire terrier y un collie y cuando se cansaba y a media mañana era hora del bocadillo se sentaba en la terraza del chalet de sus abuelos a disfrutar de su bocadillo pan, jamón, queso, tomate, con su abuelo y le pedía que le contara las historias que el abuelo casi siempre se inventaba para contárselas a su nieto desde que era muy pequeño y que aún le seguían entusiasmando a pesar de que estaba a punto de cumplir catorce años.
Juan le pidió a su abuelo que le contara una historia de las muchas que se sabía mientras se comía su bocadillo, enseguida su abuelo empezó a relatarle la siguiente historia:Te voy a contar una que no se la he contado a nadie - le dijo - sólo por ser tu mi nieto preferido, había una vez un hombre llamado Samuel, tenía 32 años, una vez lo confundieron con un peligroso delincuente, que tenía su mismo nombre y físicamente se parecían mucho, fue así como una noche llegaron a su casa donde vivía solo, unos policías y lo detuvieron y fue transportado con otros presos a una prisión donde debía pagar su condena.
Juan escuchaba con atención a su abuelo y los perros echados a sus pies descansaban tranquilamente, la abuela atendía algunas plantas mimándolas y hablándoles según ella para que crecieran más bonitas y las aves que tenían, corrían libres por el patio, el abuelo se aclaró la garganta y continuo con la historia:
Los reclusos fueron transportados en autobús y en la ultima parada fueron obligados a descender del mismo, eran cinco los prisioneros que eran transportados a la prisión considerados los más peligrosos, Samuel miró a los otros cuatro prisioneros, todos condenados por diferentes delitos, en sus cuerpos tatuados y con algunas cicatrices, sus rostros duros e inexpresivos, hacían pensar de haber llevado una existencia difícil, se veían las marcas de una vida vivida duramente, Samuel escupió en el suelo sentía asco de aquel lugar al que los llevaban había escuchado muchas historias sobre aquella prisión infernal, y aunque era inocente de momento no podía hacer nada, con paso largo siguió a los demás en silencio seguidos por cuatro guardias fuertemente armados que no les quitaban la vista de encima, estaban en Buenaventura una ciudad en la costa del océano pacífico colombiano, convertida en un puerto marítimo importante ubicada a unos 115km de Cali.
Desde Buenaventura les esperaba doce horas de viaje por mar, fueron llevados a un barco para ser transportados a la " gorgona", una isla convertida en prisión y la que su sólo nombre causaba terror entre los prisioneros, allí eran llevados los delincuentes más peligrosos de Colombia, una isla rodeada de playas, un bosque húmedo tropical, arrecifes coralinos, con un relieve montañoso, de suelo rocoso.
Una vez llegaron a la isla les fue asignado un número, para ser identificados, a Samuel le tocó compartir una celda con 20 prisioneros donde estaban prácticamente hacinados, las camas eran camarotes unos sobre otros, sin colchones ni almohadas, y el exterior cercado con electricidad.
Los prisioneros que compartían celdas con Samuel empezaron hacer burlas sobre los recién llegados, en especial uno que le llamaban el "pulgas", le habían puesto el apodo los compañeros de celda para hacer burla de su aspecto físico ya que medía como un metro noventa y pesaba más de 100 kilos, éste acercándose a Samuel le preguntó:
¿Por qué te han traído aquí amigo?- mientras se quitaba su camiseta empapada en sudor y se la colocaba sobre su cuello a manera de bufanda mostrando una enorme cicatriz en su brazo derecho y una enorme ancla, tatuada en su espalda.
Por una equivocación - contestó Samuel, todos rieron y el "pulgas" levantando más la voz exclamó:
¡Amigos, han escuchado eso! por una equivocación lo dijo imitando burlonamente la voz de Samuel, las risas se volvieron a escuchar, Samuel permaneció tranquilo, o por lo menos trató de aparentarlo, sabía que no le convenía meterse en más líos, pues ya tenía bastantes con estar allí en ese lugar perdido de la civilización y rodeado de aquella calaña.
Pero el "pulgas" volvió a preguntar:
¿Y cuál equivocación es esa amigo?
Y ante el silencio de Samuel, alargó su brazo y le lanzó un golpe, pero Samuel logró esquivarle, en aquellos momentos pasó un guardia de seguridad, y mirando lo sucedido llamó a otros tres guardias, logrando reducir al "pulgas" y en castigo fueron llevados los dos a las celdas de aislamiento, sitios muy angostos donde debían permanecer dos días con una tarima (una especie de tabla ) sin colchón, ni almohada, ni mantas, ni nada que utilizarían como cama, y para hacer sus necesidades fisiológicas al lado de la tarima tenían un un hoyo, las celdas de aislamiento no tenían techo por consiguiente si llovía se calaban, ambos prisioneros fueron puestos en celdas separadas.
Samuel ni siquiera hizo de protestar, de nada le valdría, se acomodó como pudo en la tarima y vio como anochecía y el cielo se llenaba de estrellas bajo su celda sin techo. Pasados los dos días de castigo, Samuel regresó a su celda en compañía de los otros prisioneros quienes le comentaron que el "pulgas se había escapado de la prisión con las pocas probabilidades de tener éxito en su fuga, ya que estaban rodeados de agua y selva.
A los tres días el "pulgas" fue capturado, traído de regreso a prisión y puesto indefinidamente en las celdas de castigo, así pasó Samuel un año en aquel infierno, hasta que un día recibió una carta de manos de un guardia, era una orden de libertad dictada por un juez donde debía presentarse en un juzgado para trámites de papeles relacionadas con su orden de libertad y una posible indemnización pues había estado en prisión un año siendo inocente, al culpable del supuesto delito por el que habían detenido a Samuel lo habían capturado y así el nombre de Samuel quedó limpio y libre de todas culpabilidad, un año más tarde la prisión fue clausurada y fue convertida en lo que es hoy día una preciosa isla turística con algunos vestigios de lo que fuera aquella prisión.
Juan con mucha curiosidad después de escuchar esta historia con final feliz preguntó al abuelo:
¿Conocías tu a Samuel abuelo?
El abuelo suspiró hondamente y le dijo: Samuel era yo, sólo que me cambié el nombre para borrar aquel recuerdo.
Juan se abrazó a su abuelo y no dijo nada más y juntos acompañados de los perros entraron a casa atraidos por un delicioso olor a guisado.
Autora : Ruizceos
Esta historia está basada en hechos sacados de mi imaginación
Las imágenes están tomadas de Internet
Isla Gorgona: Es una isla de origen volcánico, ubicada a 35km al occidente de la costa pacífica colombiana, fue descubierta por Diego de Almagro en el año de 1.524 su nombre inicial fue San Felipe, en 1.527 el conuistador español Francisco Pizarro, arribó a la isla huyendo de los indígenas que habitaban la rada de Tumaco, pasó en Gorgona unos siete meses, debido a la gran cantidad de serpientes en la isla que le recordaban a las gorgonas de la mitología griega quienes en lugar de cabellos llevaban serpientes en la cabeza, por ese motivo Francisco Pizarro bautizó la isla como Gorgona.
Desde pizarro hasta la época de independencia latinoamericana, la isla sirvió como abastecimiento para las naves que iban de Panamá al Perú y viceversa.
En 1.820 Simón Bolívar la entregó como agradecimiento en su labor a la campaña libertadora al sargento mayor Federico D'Croz, quien estableció allí una finca. Gorgona permaneció bajo el mandato de los descendientes de D'Croz hasta 1.899, cuando la guerra de los mil días estalló y arrasó con la población civil que en ella habitaba, desde ese momento permaneció semi habitada hasta 1.959, cuando fue declarada prisión hasta 1.982 cuando fue clausurada dicha prisión
La isla ha sido declarada PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la UNESCO y los visitantes pueden disfrutar del espectáculo de las ballenas jorobadas, representa la única selva húmeda tropical que se encuentra a nivel costero, cuenta con los bancos coralinos más desarrollados y diversos del pacífico oriental, la abundancia de flora de Gorgona es única, siendo reconocidas 161 especies distribuidas en 104 géneros de las cuales 17 son desconocidas para la ciencia botánica.
La fauna de la isla es abundante: Delfines, cachalotes, marsopas, tiburones aletiblancos, tortugas y la ballena de gibas, 75 especies de aves migratorias, diecisiete especies de mamíferos de los cuales trece son de murciélagos, innumerables especies de reptiles, y mucha variedad de animales más que habitan la isla, un lugar especial para la investigación científica, es también un lugar para viajeros y amantes de la naturaleza, con senderos ecológicos, su flora y fauna son ricas y exuberantes, hermosas playas, vestigios arqueológicos, ruinas históricas, es ideal para los amantes del buceo.
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