Huellas: Un sueño hecho realidad.

El próximo miércoles 12 de octubre del 2011 se celebra en España el día de la hispanidad, en mi país Colombia lo llamamos el día de la raza en otros países se celebra con otros nombres, en conmemoración del avistamiento de tierra por parte del marinero Rodrigo de Triana en 1.492, luego de haber navegado más de dos meses al mando de Cristobal Colón a lo que posteriormente se denominaría América, a partir de ahí se produce un encuentro de dos culturas: Los pueblos originarios de América, y los colonizadores españoles.
La denominación fue creada por el exministro español Faustino Rodríguez San Pedro como presidente de la unión Ibero-Americana que en 1.913 pensó en una celebración que uniese a España e Iberoamérica eligiendo para ello el día 12 de octubre.
He querido adelantarme un poco para ser la primera en desearles que pasen un muy feliz día, esta entrada va para todos, los que tienen la amabilidad de entrar a este espacio que es de ustedes. Un abrazo.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD.

Aquel niño de ojos claros se pasaba muchas horas junto al mar sin cansarse con su mirada se perdía en la lejanía y aquel mar inmenso, lleno de secretos ofrecía al niño un interés y encanto especial llenándole de sueños y fantasías que albergaba en su mente infantil, era como si con su pensamiento se adentrara en él para vivir las aventuras que escuchaba cada tarde con atención de boca de los marineros que regresaban de sus largos viajes, y es que era un niño que poseía una gran imaginación y alimentando su mente con estas historias, de sirenas, islas llenas de tesoros, tempestades, piratas, iba asimilando todo aquello desde muy pequeño, y su personalidad iba forjándose con todas estas cosas.
Aquellos marineros atracaban en el puerto donde él y su familia vivían, sus viejos barcos atracados se balanceaban suavemente con las olas, mientras a lo lejos una gaviota sobrevuela ágilmente emitiendo un agudo sonido tratando de buscar alimento, otras le siguen volando en círculo, luego llegan a la playa donde escarban con su largo pico sobre algunas piedrecillas, para luego con gran facilidad alzar de nuevo el vuelo.
El niño después de escucharlos, regresaba a su casa para seguir a la mañana siguiente ayudando a su padre en el telar donde aprendía con empeño el oficio heredado de su padre y su abuelo, aunque muy bien sabía él que no se dedicaría a ello cuando fuera mayor.
Luego al otro día regresaba a la playa y así transcurría las horas mirando el mar, con su mirada perdida y entonces se preguntaba: ¿Qué habrá más allá?, en su pensamiento aparecían tierras extrañas, mundos desconocidos para él, pero que anhelaba conocer, imágenes que le llegaban de muy lejos vaticinándole lo que sería su futuro, se quitaba los zapatos y con ellos en la mano recorría la playa recogiendo caracolas, piedrecillas de colores, y así cuando regresaba a su casa con los bolsillos llenos, sacaba las chucherías y las cambiaba con sus hermanos.
Un día cualquiera después de ayudar a su padre, se fue con sus hermanos al puerto, de uno de los barcos que permanecía atracado salió un marinero y después de contarles algunas historias les regaló unos barquitos de juguete hechos de madera a cada uno, los niños se fueron muy contentos con los barquitos a una parte del puerto y los colocaron en el mar, donde las olas los fueron llevando, los niños los seguían con la mirada y el niño de ojos claros se imaginaba que iba a bordo de ese barco, a su alrededor rompen las olas envueltas de espuma y las velas ondean al viento, detrás de su barquito se fueron sus sueños, que no tardaría mucho en alcanzar para hacerlos realidad al descubrir un nuevo continente.

Ruizceos.