La ilusión de los reyes.

Tras el nacimiento de Jesús, acudieron desde países extranjeros tres magos para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: Incienso, mirra y oro.
El relato que hace el evangelio proporciona realmente los primeros indicios de los magos, através de los siglos, los hechos se han ido enriqueciendo y adornando hasta convertirse en una de las leyendas medievales más fascinantes.
La historia de los Magos, tal y como la conocemos, se origina en el imperio bizantino a principios del siglo IV, allí Santa Helena fervorosa conversa cristiana, dedicó la mayor parte de sus últimos años a buscar reliquias sagradas, dice la leyenda que ella descubrió los restos de los tres magos en tres países diferentes de oriente y logró exhumarlos para su traslado a Constantinopla, en la capital bizantina permanecieron durante tres siglos y luego fueron trasladados a la iglesia de San Eustorgio, en las afueras de Milán, donde estuvieron por espacio de unos 500 años.
Los cuerpos que descubrió Santa Helena fueron conocidos como magos u hombres sabios, la palabra magos describe a los miembros de una casta sacerdotal persa, versados en la astrología y en las ciencias y con un profundo conocimiento de la religión, dado que los tres habían venido de oriente, guiados por una estrella, para adorar a un rey divino, el consenso general fue que se trataba de magos, se consideró que los magos eran tres, es creencia común que el primero de los magos se llamaba Melchor, hombre anciano y de cabello gris, el segundo Gaspar, era un joven de tez rubicunda y sin barba, el tercero de pelo oscuro y bien barbado llevaba el nombre de Baltasar.
Melchor ofreció oro como presente para el rey, Gaspar incienso para el Dios y Baltazar mirra para el ser humano mortal.
El astrónomo Juan Keplero calculó la mecánica celeste de más de 1.600 años atrás y localizó una brillante y rara conjunción de júpiter y saturno, (esto en relación a la estrella que guió a los reyes magos), hacia la época del solsticio de invierno, al rededor del 22 de diciembre, si bien únicamente en al año 7 antes de Jesucristo, durante todo este tiempo, mientras la leyenda cobraba altura y belleza las propias reliquias descansaban en la iglesia de San Eustorgio, luego en 1.164, el más poderoso de la larga línea de prelados políticos de Colonia, el arzobispo conde Reinald Von Dassel, se interesó por ellas.
Cuando el emperador Federico I Barbarroja, sitió Milán e incendió finalmente la ciudad, el conde reclamó las reliquias como legítimo botín de guerra, tras una larga marcha através de los Alpes y otra por Borgoña, los caballeros de Von Dassel cargaron el sagrado botín en una embarcación y lo condujeron aguas abajo del Rhin, toda Colonia esperaba en la ribera (habían enviado veloces emisarios con la buena nueva) y una triunfal procesión escoltó las reliquias a su lugar de descanso en la catedral carolingia del siglo IX.
Los tres reyes magos han pasado a ser figuras históricas  cuyas acción que realizaron fue en cumplimiento de una determinada profecía del antiguo testamento.
El sepulcro de los tres reyes magos como sufrió daños al ser transportado para ponerlo a salvo a principios de la segunda guerra mundial, fue objeto de laboriosa restauración, tiene la forma de una basílica en miniatura y constituye una obra maestra de la orfebrería medieval, hacia 1.248 los prósperos vecinos de Colonia habían decidido construir una estructura adecuada para alojar la portentosa obra, así desmantelaron la vieja catedral y comenzaron a erigir en su lugar el actual templo.
Los reyes magos siguen causando profunda impresión en el mundo en que se celebra la navidad , los niños esperan en todo el mundo el 6 de enero para la llegada de los reyes magos cargados de regalos.